EMIGRACIÓN A LA REPÚBLICA DE ARGENTINA
1900-1950
RELATO
DE UN VIAJE EN 1911
Salamanca forma parte de una
extensa zona que abarca provincias españolas y portuguesas que constituyen la Lusitánia
Interior, considerada la mayor zona subdesarrollada de Europa Occidental
y que ocupa 140.000 Km2.
El Rebollar está incardinado en el límite sur de
Salamanca, entre Portugal y Extremadura, muy distante de la capital y
tradicionalmente olvidado por las autoridades y representantes provinciales
tanto en el antiguo régimen como en el nuevo. Se podría decir que es una zona
reservada a repoblación de bosque exclusivamente y sin compensaciones en obras
de infraestructura.
No es de extrañar que siempre latiera en los corazones
rebollanos la aventura de la emigración, y cómo no, la aventura americana de la
primera mitad del pasado siglo.
Muchos protagonizaron la búsqueda
de tierras más prometedoras, pero: ¿Cuántos fueron los aventureros?, ¿A qué
países emigraron? ¿Cuáles las fechas más significativas?
Cuba, Argentina y Brasil se
llevaron la palma de la emigración española especialmente desde 1900 a 1930.
Trescientos dos navasfrieños, según datos que poseo,
eligieron el viaje que les llevó a la República Argentina.
Este estudio se centra por lo tanto en
Argentina dando las gracias a emigrados ya fallecidos que colaboraron en este
trabajo, especialmente Pablo Caballero que residió en Rosario.
Hasta 1850, Argentina basaba su comercio principalmente en
la exportación de cueros y esto no atraía demasiada mano de obra. El
crecimiento del sector ovino cambió la situación, tan sólo en la provincia de
Buenos Aires el número de ovejas que había (cuatro millones) se multiplicó por
catorce en treinta años. Esto, junto al cultivo de cereales que pronto se
exportaron al mundo, requirió mucha mano de obra. En 1850, Argentina sólo tenía
un millón de habitantes y las familias de campesinos tenían preferencia de
entrada, pero el crecimiento de pueblos y ciudades acogía a pequeños artesanos,
comerciantes, planchadoras, costureras y otros oficios.
Las huellas de esta emigración se
pueden hallar en muchos pueblos salmantinos y en nuestro Rebollar. Hacer las Américas
era ir a Buenos Aires.
Los aspectos económicos de
subdesarrollo impulsaron la emigración de tal forma que un pueblo salmantino
supuso un problema nacional al querer marcharse los más de mil habitantes que
en 1905 firmaron esta carta dirigida a Don Manuel Quintana, Presidente de la República
Argentina:
Excelentísimo y honorable
Señor:
Sabiendo que a ese su gobierno le conviene
el aumento de población con el objeto de colonizar el terreno virgen que posee
y cultivar y hacer producir sus llanas y extensas pampas y conociendo el gran
interés que tiene en favorecer la inmigración en su hermoso y productivo país,
los que suscriben: médico, y secretarios del Ayuntamiento y Juzgado Municipal
de este pueblo de España, madre común de los habitantes de ambas naciones,
tienen el atrevimiento y la honra de dirigirse a V. E., rogándole indique a ese
gobierno si puede admitir un
pueblo entero o la mayor parte de él, con todas sus clases sociales, como son:
labradores, carpinteros, herreros, albañiles, médico, boticario, zapateros,
etcétera, y en caso afirmativo nos conteste con las condiciones y ventajas que
puedan proporcionarnos.”
Queda de V. E., con la mayor
consideración y respeto, afectísimos seguros servidores: Emilio Regidor
(secretario del Ayuntamiento), Carlos de Sena (médico), Juan Rodríguez
(secretario del Juzgado)
Aunque Navasfrías no era Boada, pueblo de un
gran latifundio, sí concuerda ese año de 1905 con el inicio de la progresiva
marcha a la República Argentina. El problema en Navasfrías era y es el
minifundio que al menos ha servido para la subsistencia junto a una frontera
permeable que proporcionaba siempre ingresos extras con el contrabando.
De Navasfrías partieron desde 1900:
PERSONAS
|
APELLIDO
|
PERSONAS
|
APELLIDO
|
PERSONAS
|
APELLIDO
|
PERSONAS
|
APELLIDO
|
7
|
ACOSTA
|
2
|
DOMINGUEZ
|
11
|
LOPEZ
|
3
|
PIRIZ
|
32
|
ALFONSO
|
1
|
ENCINAS
|
8
|
LUIS
|
4
|
PLAZA
|
12
|
ALMARAZ
|
5
|
FERREIRA
|
1
|
MARCELIMO
|
10
|
RAMOS
|
1
|
ANTUNEZ
|
1
|
FLORES
|
12
|
MARTÍN
|
1
|
RIBERO
|
8
|
ASTORGA
|
42
|
GONZALEZ
|
1
|
MATEO
|
5
|
SÁNCHEZ
|
1
|
BAILE
|
7
|
GUERRERO
|
10
|
MONTERO
|
4
|
SEIJO
|
2
|
BERNARDO
|
2
|
HERNÁNDEZ
|
21
|
MOREIRO
|
1
|
TIENDA
|
14
|
CABALLERO
|
7
|
HOLGADO
|
2
|
MORENO
|
3
|
VALIENTE
|
12
|
CLEMENTE
|
1
|
IGLESIAS
|
11
|
NAVAIS
|
1
|
VEGAS
|
6
|
COLLADO
|
1
|
JORGE
|
5
|
PAINO
|
||
1
|
CUEVAS
|
3
|
LANCHAS
|
17
|
PEREZ
|
.
Llegaron a su primer destino:
LUGAR
|
PERSONAS
|
LUGAR
|
PERSONAS
|
LUGAR
|
PERSONAS
|
ABIPONES
|
3
|
La Vanguardia
|
1
|
S. Carlos Baril.
|
1
|
ACEBAL
|
1
|
Los Cárdales
|
6
|
San Fernando
|
7
|
ALBERDI
|
1
|
Los Charrúas
|
2
|
SAN ISIDRO
|
1
|
AROZENA
|
1
|
Mar del Plata
|
23
|
San Marcos Sud
|
1
|
AVELLANEDA
|
5
|
MARTINEZ
|
46
|
SAN NICOLAS
|
5
|
BALNEARIA
|
3
|
Martínez-Berruti
|
1
|
S ª.Silvina Chaco
|
1
|
BARRANCAS
|
1
|
Martínez-Entre R
|
1
|
Tabosi
|
1
|
BERNAL
|
8
|
Máximo Paz
|
1
|
TOTORAS
|
2
|
BIGAND
|
2
|
MONTEROS
|
1
|
Tres Arroyos
|
22
|
BUENOS AIRES
|
8
|
MONTEVIDEO
|
2
|
TRIPODI
|
1
|
CABILDO
|
4
|
MORTEROS
|
2
|
Venado Tuerto
|
4
|
Cañada Rosquín
|
1
|
OLIVO
|
2
|
VIALE
|
4
|
CASBAS
|
4
|
Pedro Jiménez
|
1
|
VICTORIA
|
2
|
CASEROS
|
2
|
PIROVANO
|
4
|
VILELA
|
1
|
CIUDADELA
|
1
|
RÍO
|
4
|
Villa Caña
|
1
|
CORDOBA
|
1
|
Piedras Blancas
|
3
|
Villa Diego
|
8
|
CORRIENTES
|
1
|
ROSARIO
|
66
|
Villa Gálvez
|
1
|
F. VARELA
|
1
|
Rosario-S. Martín
|
1
|
Villa Urquiza
|
6
|
GODOY
|
13
|
Rosario-H. Quint.
|
1
|
||
LA GUARDIA
|
1
|
Rosario-Necocheª
|
1
|
||
LA PLATA
|
1
|
San Adrián de A.
|
1
|
De los trescientos dos emigrados,
se desconoce en qué fechas se fueron 119 de ellos y de los que se conocen las
fechas en el periodo referido entre 1900 a 1950, destacan tres etapas:
La primera abarca desde 1905
hasta 1914 en la que emigraron 90 personas:
7 en 1905; 7 en 1906; 9 en 1907;
22 en 1908; 4 en 1909; 3 en 1910; 13 en 1911; 20 en 1912; 4 en 1913 y una sola
persona en 1914, paralizándose el éxodo hasta 1920 debido a las circunstancias
de la primera guerra mundial.
La segunda etapa se inicia en
1920 que marchan 14 personas; 8 en 1921; 5 en 1922; 3 en 1923; 4 en 1924; 5 en
1925; 2 en 1926; 20 en 1927; 1 en 1928; 2 en 1929; 1 en 1930; 1 en 1931 y una
en 1934, en total 66 en este periodo coincidiendo otra paralización a causa de
la guerra civil española y la segunda guerra mundial.
En la tercera etapa, la posguerra, emigran 25 personas (6
en 1948, 16 en 1949), incluyendo 1 emigrado en 1953 y otro en 1954.
Hay que decir que fueron
bastantes los que regresaron otra vez en cuanto pudieron y otros que sólo
volvieron de visita y que acuñaron alguna frase representativa de lo que
dejaron antes de partir: “Vuelvo y veo que no han avanzado, que acá siguen
peleándose por un centímetro de tierra”
Dos eran los puntos que elegían
los que cruzaban el Atlántico: Vigo y Gibraltar.
La curiosidad que ha imantado
este estudio es un relato anónimo que describe la dificultad de esos viajes.
Llovía mucho en octubre y noviembre
del año 1911.
De madrugada salieron siete
viajeros con sus caballerías y equipajes con dirección a Perosín. El día
anterior se ahogó un mozo al cruzar el río de Payo (como indica nuestro
relatador), tan osado, que se dispuso junto a otro voluntario a plantear cómo
cruzaban el río con un mulo. Cayeron a la corriente y dejando atrás a los
demás, que vadearon más tarde el río por otro lugar, se dirigieron hasta el Payo
donde secaron la ropa y esperaron a sus compañeros. Comieron y siguieron camino
hasta Perosín: “Con nosotros venía Esteban / un tabernero del pueblo / que
de profesión tenía / el oficio de carrero1.
Entre todos acordamos / un
convenio natural / que el carrero nos llevara / al mismo Cañaveral.”
Y así marcharon juntos a dormir a Moraleja, reiniciando el
viaje por la mañana hasta la estación de Cañaveral. Se despidieron de Esteban y
sacando su billete para subir al tren continuaron hasta Cáceres dónde pasaron
la segunda noche de su viaje:
“Sacamos nuestro boleto / y en
un coche de tercera / hasta la estación de Mérida.
Un nuevo cambio de tren / y
sin dormir una hora / al otro día de mañana / fuimos a almorzar a Córdoba.
A eso de las once y media /
seguimos la misma vía / llegamos a Campanilla / al otro día a mediodía.”
Después de comer, continuaron hasta San Roque donde
pasaron una noche más y por fin Gibraltar, no sin antes pasar por un buen
registro.
Ahora, en Gibraltar, el reto era encontrar una casa consignataria
donde contratar los billetes. No fue nada fácil, eran muchos con las mismas
pretensiones y los que iban por cuenta de la emigración tenían
preferencia. Tuvieron que sobornar al agente para conseguir sus pasajes.
“Todos quedamos contentos / y con mucha observación / a
que llegara el momento / de que atracara el vapor”.
Dos días en Gibraltar, dos largos días con sus largas
noches:
“Todas las calles corrimos / cargados con los equipos /
y sin poder encontrar / para dormir ningún sitio”.
No los admitían ni rogando con dinero. Por fin un sargento
les indicó un lugar para pasar la noche, pero fue una sorpresa:
“Pero al llegar
a la entrada / a todos nos pareció / por lo primero que vimos, / casa de prostitución”
Una señora los llamó y les dejó una habitación. Venciendo la desconfianza que se había
despertado en ellos, accedieron a quedarse, el primero en decidirse fue nuestro
relatador. Dos días permanecieron bajo las atenciones de esta anónima señora
que no les quiso cobrar nada, despidiéndolos con los mejores deseos de un buen
viaje y feliz regreso.
El vapor esperaba en el puerto:
“Subimos en una lancha / con bastante precaución / para
que nos condujera / a donde estaba el vapor.
Cuando en la barca íbamos, / poco antes de llegar / nos
dijeron los barqueros, / señores hay que pagar”
Y surgieron así gastos inesperados:
“A peseta cada uno / ya se puede trabajar / porque en
tan poco trayecto / eso se llama explotar.”
Un nuevo registro les espera al subir al vapor
despojándolos arbitrariamente de algunos objetos sin aparente delito y van
recibiendo a la vez plato, cuchillo, tenedor, cuchara y demás, que han de usar
durante el viaje.
“Todo se componía / de lenteja y macarrón, / la sopa,
un poco de agua / con cuatro granos de arroz.
La carne para
nosotros / en toda la embarcación / por ser bastante dañina, / el médico la
prohibió.
Allí bueyes se mataban, / que todo el mundo veía / pero
no puedo decir / la carne quien la comía.”
Relata nuestro protagonista que las raciones eran escasas,
la calidad de la comida mala, poca agua para beber y un malísimo vino:
“Era tanta la miseria / que en aquel barco había; /
piojos, chinches, garrapatas / por los hierros se subían.”
Así, veinte días de vapor, veinte días para llegar a la
Argentina y poder pisar su tierra, después, dos días más en el puerto, sin
saber aún a dónde ir, dos días de incertidumbre.
Les preguntan si quieren viajar por cuenta de la
emigración a lo que acceden para ahorrarse algo en los viajes de tren. Cuando
les dieron los documentos precisos: “Jacinto, Josefa y yo / y dos compañeros
más / en cuanto nos despacharon / fuimos juntos a embarcar.”
Deciden ir a Santa Fe informados que allí se ganaba plata,
pero la realidad les defrauda y ven cómo poco a poco se les acaban las
reservas. Dos infructuosos días buscando trabajo hasta que al fin encuentran un
patrón, pero solamente para Josefa que se queda llorando para hacer de cocinera
en una fonda mientras Jacinto sigue buscando otra cosa para los dos.
Continuaron en una dirección que alguien le indicó erróneamente
y rectifican.
“Esto por acá está malo / más adelante peor.”
Nuestro relatador decide marchar otra vez a Buenos Aires
dejando atrás a Josefa empleada en la fonda y a Jacinto empleado como sereno.
Y se va en tren como primer trayecto hasta Rosario:
“Allí si que comenzamos / a padecer en Rosario / sin
tener para comer / y sin tener un centavo.”
Deja a sus dos compañeros en Rosario y continúa solo a
Buenos Aires con la intención de llegar a Victoria, pero antes ha de trabajar
para poder pagar su billete.
Encuentra un trabajo en Isla del Tigre, cerca de Victoria,
un pueblo y un trabajo para dos quincenas, esperándole después un insospechado
puesto en la cosecha:
“Con un poco de
zapallo1 / unos
choclos2 mal cocidos / y un poco de macarrón /
queda el personal comido.
Por la mañana a
las tres / te comienzan a gritar / y sin vergüenza te dicen: / más se tienen
que apurar.
Sale el personal
del rancho / con las tripas llenas de aire / y te dicen: compañeros, / a las
siete viene el mate.”
Acompañar a las máquinas, y el trabajo en las chacras
(casas de campo) es penoso y en las frías noches de invierno “se hacen más clavos
que una quincena un herrero.”
“Eso sucede en el campo / al pobre trabajador / que
para ahorrar un centavo / derrama mucho sudor.
Si trabajando en el campo / cuatro centavos se ahorran,
/ luego vienen a los pueblos, / se los roban en las fondas
Esta Argentina, señores / se está poniendo muy mal /
así es que uno no sabe / que resolución tomar.
Si el gobierno
aquí no toma / otras medidas mejores / lo van a pasar muy mal / los pobres
trabajadores.
Aunque se
quieran marchar / los pobres para su patria / no pueden ejecutarlo / porque les
falta la plata.”
Algunos volvieron. No figuran en estas listas. Otros
completaron su historia allí, los descendientes cuentan:
“Pablo tuvo cuatro hijos, Victoriano vive en Estados Unidos, Rodolfo en
Mar del Plata, Carlos a tres cuadras de mi casa y Ramón falleció. Fueron
bohemios y extravagantes, pintaban cuadros, Rodolfo y Victoriano lo hacían
bien. En el museo de Rosario hay algunos de esos cuadros. Ellos eran de
ideología comunista y tuvieron problemas hasta el punto de tener que residir
muchos años en Uruguay. También tocaban el saxofón y el clarinete.
Pablo perdió el brazo derecho en un accidente
trabajando en el ferrocarril. Esto tal vez le salvó la vida, lo detuvieron
junto a unos anarquistas y comunistas para deportarlos, pero conocedor del
ferrocarril y al no poder colocarle las esposas, en un lugar que el tren
marchaba lentamente por unos bañados, pidió permiso para ir al baño y se tiro
del tren refugiándose luego en casa de unos camaradas. Los demás deportados
nunca aparecieron.
------------------------------------
Anastasio Pérez fue barman del Jockey Club, después
tuvo ventas de verdura al por mayor. Tuvo cinco hijos. Lucia y Anastasio son
dueños de una de las confiterías emblemáticas de Rosario. También tenían ambulancias.
-------------------------------------
Píriz, Ángel, era matambrero, trabajó en el
frigorífico Swift y anteriormente en el
Anglo en la provincia de Buenos Aires, era un tipazo, un hombre corpulento,
calvo, de voz fuerte y genio extraordinario, ahora, no cruces su línea,
acostumbrado a ambientes bravos, si sacaba un cuchillo, apártense.
---------------------------------------
Cuando tenía tres años, Adoración Caballero llegó a
Rosario el quince de febrero de mil novecientos veintiuno. Hizo el viaje hasta
Ciudad Rodrigo en un carro y después continuó en tren hasta Galicia,
concretamente hasta Vigo para embarcar en un vapor de bandera francesa, “El
Maltés”. El trayecto duró veinticinco días.
Estuvo en Navasfrías en 1993.
Trabajó como costurera o modista. Su padre se dedicó al
transporte público. Me contó que su madre siempre quiso volver. Recordaba el
río, sus limpias aguas, sus arenas en las que encontraba algunas pepitas de
oro. Guardaba tres de estas piedrecillas como un verdadero tesoro que ella
contemplaba infinitas veces de una manera obsesiva. Transcurrió mucho tiempo.
Su marido descartó regresar y a partir de ahí comenzaron sus desequilibrios
emocionales hasta el punto de hacerle desaparecer su preciado oro cuyo peso era
todo sentimiento. Terminó con un gran desequilibrio mental.
Con estos datos le escribí este poema que le dediqué:
Está guardada mi alma
en la cajita cuadrada
con tres chinitas de oro
que encontré en una mañana.
Lavaba en el agua clara
la tierra de mis entrañas
cuando el amarillo sol
dijo que me acompañaba.
Cuando la caja se cierra
oscura se queda el alba
en los recuerdos del pueblo
que por la nostalgia viajan.
Con sus pequeñas alcobas,
lejos se quedó la sala.
Me sajan profundo y cerca
las horas nunca olvidadas
resbalando por las sombras
de aquella querida casa.
Como una esponja en el agua
todo mi ser aun se inflama
en un camino imposible
al bello rincón de España.
Se desvanecieron todas
las ocasiones llegadas
y se rompieron profundas
ligazones con mi aura.
Aun soñaba con volver,
lo repetía, lo esperaba.
Él me dijo, estaba loca
y como dardo en el alma
pronto loca yo me puse
porque ya nada soñaba.
No sé donde está el adiós
de aquella caja endiosada
que el tiempo tal vez perdió
para que no recordara.
Sierra de agua y granito,
Navasfrías de mi España,
en Rosario de Argentina,
yacen tres piedras doradas
junto al destino arrancado
de tantas cosas amadas.
Él me dijo, estaba loca,
pero yo loca me puse
cuando volver no esperaba.
----------------------------------------------
Todas estas noticias están cargadas de sentimientos. No
son más que raíces que permanecen siempre porque la procedencia como la
infancia, jamás se olvidan aunque haya incluso motivos para olvidar.
Aunque pudiendo volver, muchos no regresen a nuestros
pueblos ni a visitarnos, es nuestro deber abonar estas tierras con lo que
culturalmente nos queda para que crezca el respeto por el pasado, por lo que
hicieron los antepasados deseando siempre un futuro mejor para todos y
especialmente para los que volaron como semillas colonizando nuestro mundo,
nuestra cada vez más pequeña aldea global gracias a los medios de comunicación.
----------------------------------------------------
“Conservo el pasaje que sacó mi padre, el certificado
de conducta extendido en Navasfrías, la cartilla donde dice que está exceptuado
de la milicia.
El barco era de Hamburgo, su nombre era General San
Martín, partió de Vigo el 26 de junio.
Muy nostálgico del terruño, nunca quiso volver. Cuando
salió de España, él y otros compañeros se quedaron en cubierta hasta que ya no
se vio ninguna luz de su querida España. Se fue a dormir llorando, con una sola
dirección en el bolsillo.
Tomás Acosta Píriz
No hay comentarios:
Publicar un comentario