C R I M E
N D E
P U E R T O V I E J O
Apenas se distinguen entre helechos algunas piedras de las que formaron parte de
la casa de “Puerto Viejo”, donde en
marzo de 1917 se perpetró el hecho horrible de los asesinatos de Sebastián y de
su mujer Agustina y quedando la niña de seis años, Laura, con las señales de
catorce hachazos que la marcaron para toda la vida con un rostro deformado.
Recuperando memoria de la prensa, expongo la crudeza de
la noticia tal como apareció en aquél fatídico marzo del año de la terminación
de la primera guerra mundial y del bolchevismo de la revolución rusa que tantos
problemas causó en el siglo XX aunque reivindicara temas tan justos como la
igualdad del hombre y los derechos del proletariado. Pero como un día sentenció
Voltaire: “En el nombre de la justicia y de la libertad, se han cometido los
mayores crímenes de la historia”
De un crimen se trata hoy y también de la justicia o
injusticia de la labor humana para reprimir estos y otros casos.
CRIMEN EN LA MEDIA NOCHE
Viento del ventoso Marzo,
silbos del aire revuelto
que traen el olor a sangre
cuando unos cuerpos han muerto.
Cuando la luz ya se esconde
dicen que salió de casa,
que con su tosco calzado
chispas de piedra arrancaba.
Espadas de luz ardiente
por el cielo se cruzaban,
cuchillos de acero y miedo
viejos senderos labraban.
Tres quilómetros al paso
para pensar en su andada
no mellaron esos filos
que su mente almacenaba.
Helado frío del norte
el viento silbaba en ramas,
hervían los nervios sedientos
en su reseca garganta.
Venganza pedían sus horas
a un Caín y su hacha alzada
contra un hombre, una mujer
y una niña: su ahijada.
¡Gritos que apagó la noche
resonaron en la sala!
Por el acero homicida
fue la sangre derramada.
Un jirón de nube negra
cruzó por la luna blanca
y un cuarzo blanco de luna
roja aurora ya anunciaba.
Ha de volver con sigilo,
sus botas chispas no lanzan,
vuelve por otro sendero
y como los lobos anda.
En este día sin remedio
Domingo vuelve a su casa.
Larga noche del suceso.
No madruga la mañana.
No hay horas para el descanso
ni atrás caminos que vayan
por el arrepentimiento
que borre esa noche mala.
Nada devuelve el aliento,
tan sólo queda el alma
de los tres cuerpos sajados
entre su rojiza cama.
Viento del ventoso Marzo,
silbos del aire revuelto
que traen el olor a sangre
cuando dos cuerpos han muerto.
Se hace silencio en la calle,
un grito se hace campana
que penetra en los hogares
de una criminal mañana.
Como callados testigos
por el camino a la casa
todas las piedras se yerguen
con su justicia callada.
Está el matrimonio muerto,
aún la niña respiraba
y el criminal sanguinario
se ofrece para llevarla.
¡Como en el Edén serpiente,
acariciada manzana!
Del rostro desfigurado,
Domingo oyó sus palabras
y ya todos sospecharon:
¡A ti también, por lagarta!
Cómo repta la serpiente
para callar las palabras;
para cortar aquel hilo
de vida que aún le quedaba.
Viento del ventoso Marzo,
silbos del aire revuelto
que traen el olor a sangre
cuando dos cuerpos han muerto.
Rosindo, pastor de ovejas
que volvía para su casa
vio chispas como centellas
de ira en la piedra gastada.
No quiso el sol dar su luz
a mañana tan aciaga.
¡Viento del ventoso
Marzo
de corazones en llaga¡
Tomás Acosta Píriz
Tomás Acosta Píriz
LA CORRESPONDENCIA DE ESPAÑA
Madrid.-
Martes, 6 de marzo de 1917
RACHA NEGRA
UN HOMICIDIO, DOS ASESINATOS Y UNA HERIDA GRAVE
LOGROÑO. (Domingo, noche)
Dicen de
Ciudad Rodrigo que por resentimientos antiguos, los mozos de Peñaparda,
tuvieron el domingo por la noche una reyerta en la que el mozo Mariano García
Pascual llevaba la peor parte.
Pudo
separarse del lugar de la cuestión y corrió a su casa gritando: ¡Padre, que me
matan!
Al oír esas
voces, el padre de Mariano cogió la escopeta, que estaba cargada y salió a la
calle preguntando quien era el guapo que pegaba a su hijo; entonces, del grupo
de los beligerantes, salió un mozo, quinto de este año, y dijo que él,
recibiendo en el acto un disparo que hizo el padre de Mariano y que mató al
agresor de su hijo.
Para el
lugar del suceso salió el Juzgado de Instrucción, quien, al formar las
diligencias acordó la detención del autor del disparo, un hijo y el yerno.
Estando el
Juzgado preparándose para regresar a Ciudad Rodrigo, llegó a Peñaparda un
recado para que el señor juez se trasladara a Navasfrías, pueblo inmediato al
anterior y también de este partido, donde en una casa de campo había sido
asesinado un matrimonio sexagenario y herida una niña de seis años que con el
matrimonio residía.
El Juzgado
y la Guardia Civil marcharon a Navasfrías.
El muerto
había vendido una vaca en 105 duros y por la noche fueron a robárselos.
LA CORRESPONDENCIA DE ESPAÑA
Madrid.- Sábado 10 de marzo de 1917
MATRIMONIO
ASESINADO
Catorce hachazos sobre
la cabeza de una niña.
SALAMANCA. (Viernes
madrugada.)
En
el pueblo de Navasfrías, partido de Ciudad Rodrigo, ha ocurrido un suceso
espantoso por el que no sólo ha sido asesinado un anciano, sino que también ha
sido víctima de manos criminales su mujer, pobre vieja de setenta años, y una
niña de siete, nieta de este matrimonio, ha quedado en estado moribundo.
No
se concibe mayor crueldad que la del criminal o criminales que han realizado
este sangriento y triple crimen. Han asesinado al indefenso y anciano
matrimonio a hachazos y después se han ensañado, bárbaramente, cruelmente, con
la pobrecita niña que les acompañaba acribillando su cuerpecito y descargando
sobre la cabeza de la inocente victima hasta catorce hachazos, todos ellos de
suma gravedad, que se teme que la niña fallezca de un momento a otro.
En
una casa de campo conocida por el nombre de Puerto viejo, enclavada en el
término municipal del pueblo de Navasfrías, habitaba un anciano matrimonio en
compañía de una nieta.
Se
llamaban Sebastián González Pérez de
setenta y seis años de edad y Agustina Núñez Luis de setenta.
La
nieta, que cuenta siete años, se llama Laura González Clemente.
Hace
unas noches llamaron a la puerta de la casa.
El
matrimonio se hallaba acostado.
Sebastián
preguntó quién era. Y debió Sebastián conocer en el que llamaba, persona amiga,
cuando, a pesar de la hora intempestiva de la llamada, se levantó de la cama y
franqueó la puerta.
A
poca distancia de la puerta está la cocina y en la cocina el Sebastián fue
agredido violentamente con un hacha de las que se usan en los pueblos para
cortar leña.
El
infeliz viejo cayó al suelo, ya sin vida, acribillado a hachazos.
El
criminal o criminales se dirigieron a la alcoba donde dormía Agustina Núñez. Y
allí en la cama, descargaron sobre la infeliz anciana varios hachazos,
matándola.
La
mayor parte de los hachazos los recibió la víctima en la cabeza y en el cuello.
La cabeza quedó casi desprendida del tronco.
Y
seguidamente los criminales la emprendieron a hachazos con la inocente niña
Laura González Clemente, que estaba entregada al sueño.
La
pobre niña recibió 18, de los cuales catorce lo fueron en la cabeza.
Cometido
el espantoso crimen, el autor o autores de él, se dieron a la fuga.
Descubierto
el crimen a la mañana siguiente, el Juzgado municipal de Navasfrías, auxiliado
por la Guardia Civil del puesto de Robleda, comenzó sus trabajos para averiguar
quienes fueran el autor o autores de tan espantoso suceso.
La
niña Laura González aún conservaba la vida, y fue convenientemente auxiliada y
curada, inspirando su estado muy serios temores.
Pocas
horas después y tras incesantes trabajos, la Guardia Civil detenía a seis
sujetos como presuntos autores.
Los
detenidos se llaman Felipe y Antonio Píriz Martín, Domingo Antúnez González,
Wenceslao García Martín, Domingo
Ferreira Jorge y Teodoro Astorga Fernández.
En
un principio se creyó que los móviles de este suceso habían sido los del robo;
pero bien pronto se desvaneció tal suposición.
Del
reconocimiento practicado por las autoridades en la casa del crimen y del inventario
hecho, se desprende que el criminal o los criminales nada se llevaron.
Aparecieron
doscientas veinticinco pesetas en billetes del Banco, todas las ropas, dos
caballerías, dos cerdos y quince gallinas que el matrimonio tenía en la casa,
así como los muebles y demás enseres que componían el ajuar.
Se
cree que esta sangrienta tragedia ha tenido como única causa promotora la de
resentimientos con dicho matrimonio y con los hijos políticos de éste.
Los
autores de tan espantoso crimen han ingresado en la cárcel de Ciudad Rodrigo.
PUBLICACIÓN
MENSUAL
31 DE MARZO DE 1917
-El día 28 fueron
detenidos seis sujetos, como presuntos autores del triple asesinato cometido en
la casa de campo denominada Puerto Viejo, del término municipal de Navasfrías
(Salamanca), por el segundo teniente D. Paulino Muñoz López, con la fuerza a sus
órdenes, compuesta del cabo Casimiro López Santos y guardias Julián Martín
Blanco, Alarico Peral Martín, Vicente Ventura Albella y Tomás Tejeda Lins.
EL
SALMANTINO
La benemérita del puesto de Robleda, participa desde
Navasfrías, que en una casa de campo había un matrimonio de edad y una nieta de
éste, muertos a hachazos, por lo que había salido el Juzgado para el lugar del
suceso.
Se cree que el móvil del hecho haya sido el robo.
EL
ADELANTO
Lunes 4 de Marzo de 1918
IMPORTANTE
JUICIO ORAL
---
El
horroroso crimen de Navasfrías.
PRIMERA SESIÓN
Constitución del
Tribunal.- Los escritos de conclusiones.-Indagatoria del procesado. Prueba de
testigos.-Suspensión.
A
las once de la mañana del sábado empezaron las sesiones del importante juicio
oral de esta causa.
Desde
una hora antes, gran número de personas se veían apiñadas a la puerta de la
Audiencia con el fin de ganar los primeros puestos para presenciar los debates.
Forman
el tribunal de Derecho, D. Francisco Murias, presidente de la sección, y los
magistrados D. Francisco Nicolás Rueda y D Santiago Álvarez.
El
sitial de la acusación pública lo ocupa el fiscal D Miguel Hernández y el de la
defensa el letrado D Rafael González Cobos.
Penetra
en la sala y se sienta en el banquillo el procesado Domingo Ferreira Jorge,
individuo joven, de baja estatura, aspecto simpático y vestido al estilo de
Navasfrías, pantalón de paño, blusa a cuadros y chaleco encima.
Ordena
el presidente al secretario, Sr. Landeta, que pase lista de Jurados; va aquél
depositando en la urna la papeleta de los que se hallan presentes, y en vista
de que hay número bastante para verificar el sorteo, se procede a la
insaculación de nombres, y después de recusar la defensa a algunos, muy pocos,
quedó constituido el tribunal de hecho en la siguiente forma:
Jurados.-
D. Estanislao Muñoz Sánchez, de Alameda; D. Lucas Lorenzo González, de
Salamanca; D. Abel Hernández García, de
Martín de Yeltes; D. Jacinto Marcelino Pérez, de Navasfrías; D. Benigno López
Hernández, de Puebla de Azaba; D José Manuel Hernández Benito, de Fuentes de
Oñoro; D. Eusebio González Bravo, de Villar de la Yegua; D. Leopoldo Carbajosa
Mancebo, de Salamanca; D. Juan Díez Ramos, de Boada; D. Hilario Garrote
Sánchez, de Salamanca; D. Claudio Garduño Martín de Castillejo Martín Viejo y
D. Manuel Antúnez y Antúnez, de Casillas de Flores.
Suplentes.-
D. Félix Martín Sánchez, de Casillas de Flores y D. Benito Martín López, de
Payo (El).
Prestaron
juramento y se procedió a dar cuenta del hecho mediante lectura de los escritos
de conclusiones formuladas por las partes, cuya inserción omitimos en este
lugar por haberlos ya publicado.
Abierto
el periodo de práctica de pruebas se procede a indagar al acusado
PROCESADO.
Levántese,
procesado, dice el presidente.
¿Cómo
se llama? Le pregunta.
Aquél
cumple la orden, se levanta y contesta:
Domingo
Ferreira Jorge.
Presidente-
¿Qué edad tiene?
Acusado-
Veintinueve años.
-¿Qué
oficio o profesión?
-
Me dedicaba a recoger mineral.
-
¿Ha sido procesado antes de ahora?
Sí
señor, por delito de lesiones, siendo condenado a cuatro meses y un día de
arresto mayor que no cumplí porque se me aplicó la ley de condena condicional.
-Conteste
con verdad según ha prometido a las preguntas que se le formulen. Puede interrogar el Sr. Fiscal.
El
público guarda silencio absoluto sin duda para no perder detalle de lo que diga
el procesado.
Fiscal.-
¿Está usted casado con Vicenta Remigia, hija, la más pequeña de Sebastián
González y Agustina Núñez? ¿Cuánto tiempo hace?
-Sí
señor; estoy casado con Remigia desde hace cinco años y desde la fecha de mi
matrimonio. Hasta un año antes de ocurrir la muerte de mis suegros, Sebastián y
Agustina, vivimos en su compañía, separándonos de ellos a fin de evitar
disgustos por la envidia que nos tenían los demás hermanos y cuñados en razón a
creer que los abuelos nos preferían hasta el punto de darnos cosas como ocurrió
que habiéndole comprado una pollina, creían que nos la habían regalado, pero no
obstante la separación, continuamos en buenas relaciones y seguimos
frecuentando la casa.
¿
Es cierto que usted tenia deseos de comprar una finca, propiedad de sus
suegros, denominada El Tapado, que a pesar de ofrecérsela en venta el
Sebastián, no pudo adquirirla por carecer de dinero suficiente para ello?
-No
es cierto que tuviera deseos de comprar la finca ni que careciese de dinero
para ello porque si es verdad que mi suegro me la ofreció en venta pidiéndome
por ella 1500 pesetas y ofreciéndole 1375 pero no hicimos nada porque dijo que
lo consultaría con los demás hijos.
-El
día 26 de febrero, ¿Estuvo su mujer de usted blanqueando la casa de sus padres
y preguntó al Sebastián si por fin estaba dispuesto a vender la finca?
-Creo
que sí que hablaron y según me dijo mi mujer, le manifestó su padre que desde
luego me la vendía.
-Diga
usted todo lo que hiciera el día 26 de febrero.
-Como
de costumbre aquel día estuve dedicado al trabajo de recoger mineral; a las
seis y media o a las siete me fui para casa, cené en compañía de mi mujer y
sobre las ocho nos fuimos a la del vecino Antonio Ramos, permaneciendo allí en
unión de aquél y otras personas hasta las once y media o doce menos cuarto que
me retiré otra vez para casa y me acosté con mi citada mujer, oyendo en el
momento que verificaba esto que el reloj del pueblo daba las doce, no volviendo
a salir hasta la mañana siguiente a las seis y media, siendo por tanto
absolutamente imposible que en dicha noche me viera nadie en la calle, cerca de
la fuente ni en ningún otro sitio.
Negó
que hablando con Felipe Píriz le dijera que no comprara la finca del tapado a
su suegro porque la quería él, creyendo que el Sebastián no la debió ofrecer en
venta a dicho individuo en atención a que las relaciones entre ellos no eran
muy cordiales debido a que siendo convecinos en Puerto Viejo estaban
disgustados por si los ganados del Píriz causaban daño en la propiedad del
Sebastián y supone que repetido Píriz hará dicha manifestación porque desde el
instante en que el declarante fue a vivir y residió en Puerto Viejo, evitó que
cometiera ningún abuso.
Reconoce
que los perros de la casa de sus suegros no ladraban a él ni a otras muchas
personas que conocían.
Niega
que en la cárcel de Fuenteguinaldo diese a Antonio Astorga el encargo que dijera
a su mujer que viese a la niña Laura y , que cuando le preguntaran sobre el
hecho, declarase que le habían pegado unos portugueses.
Que
en la mañana del 27 de Febrero, estaba trabajando cuando tuvo noticia del
suceso e inmediatamente se trasladó a la casa y penetrando en ella, después de
ver muerto a su suegro, se fue a la cama de la niña, la tocó con las manos en
la frente, y al observar que abría los ojos, sin pararse a más, salió a la
puerta y a unas mujeres de Eljas que estaban a la puerta y eran las que habían
descubierto el crimen, les dijo: “La niña tiene vida” permaneciendo después
allí hasta que llegó el juzgado.
No
es cierto-afirma- que el 1º de Marzo mostrase deseos de hablar con la niña
aunque lo hizo como todos los días que iba a verla para ver si lograba
conseguir si sabía quién o quiénes le habían pegado y a los abuelos.
Rechaza
repetidas veces sin inmutarse en lo más mínimo y con una tranquilidad que
asombra, haber ejecutado los hechos de autos, , diciendo que con sus suegros se
llevaba muy bien, que a la niña la quería por haberla tenido en su compañía
durante el tiempo que vivió con los abuelos, y da, sin incurrir en la más
ligera contradicción, toda clase de detalles contestando al minucioso
interrogatorio del fiscal y la defensa, no vacilando ni una sola vez, sino por
el contrario, poniendo en sus palabras un gran acento de sinceridad.
TESTIGOS DEL FISCAL
.
Benjamín Clemente
Domínguez, padre de la niña Laura y cuñado del procesado.-
Declaró
que en los primeros momentos la niña dijo que la había herido la gata pero
luego que recobró el conocimiento manifestó que tío Domingo.
Se
muestra este testigo muy reservado y poco expresivo.
Laura Clemente
González, niña hoy de siete años, perjudicada por el delito.-
Su
presencia ante el Tribunal, inspiró la natural compasión, pues a más de
tratarse de una criatura, aparece con la cara horriblemente destrozada por los
golpes que recibió y seccionado uno de los dedos de la mano.
Con
ansiedad se esperaba su declaración y bien claramente se hizo entender, pues
con una fluidez de palabra impropia en niños de su edad, contestó las preguntas
que se le formularon sin titubear lo más mínimo. Se expresó igual que un
“papagayo” como vulgarmente se dice.
Invitada
por el fiscal a que refiriera todo lo ocurrido la noche del 26 de Febrero de
1917 en la casa de sus abuelos, en Puerto Viejo, manifestó:
Sería
de madrugada cuando encontrándome en la cama sentí que llamaban a la puerta
diciendo: señor, señor; que se levantó mi abuelo, abrió la puerta y entró mi
tío Domingo quien le dijo: por fin ¿qué hacemos de El Tapado? Hallándose ambos
en la cocina, y como le contestara “que lo tendría hasta su muerte” sin mediar
más palabras le dio con un hacha varios golpes dejándole muerto enseguida.
Se
trasladó después a la alcoba donde estaba ella-continuó diciendo-y llegando a
mi cama me preguntó: ¿quién soy yo? Y al decirle “tío Domingo”, me pegó
causándome las heridas que he padecido, yendo luego donde estaba mi abuela, a
la que también pegó.
A
preguntas de la defensa: que aunque se desmayó, vio cuando pegó el procesado a
su abuela, como cuando entró por la mañana en casa, que le tocó los pies y que
era de madrugada cuando ocurrió el hecho., porque cantaban los gallos.
Dio
una serie de detalles que de no haberlos oído era cosa de ponerlos en duda
porque no se concibe que una criatura de la edad de Laura, pueda sin una
repetición constante recordarlos con tal exactitud.
En
este momento se suspendió la sesión hasta las cuatro y media de la tarde.
A
la hora acordada se reanudó y sigue el desfile de testigos.
Maximina Moreno
Sánchez, vecina de Eljas.-
Llegó la mañana del 27 de Febrero a la casa de los interfectos en Puerto Viejo
en compañía de su hermana Sotera y una sobrina, con objeto de recoger unos
quesos que unos días antes habían dejado; como observasen que dentro de la casa
no se sentía a nadie, creyendo que no se hubieran levantado, hicieron lumbre a
la puerta y esperaron hasta las nueve que en vista a que nada sentían dijeron a
la chica que llamara, abriéndose la puerta al verificarlo y viendo con sorpresa
que en la cocina estaba muerto el Sebastián por lo que enseguida fueron las
tres a casa del Felipe Píriz, próxima a aquel sitio, a decir lo que ocurría y
aunque este para nada se movió, mandó a su mujer y a un hijo a que fueran a
Navasfrías a dar cuenta de lo que ocurría, y a ellas les ordenó que se
estuvieran a la puerta, como lo hicieron.
Que
poco después llegó Domingo Ferreira, el que ocupa el banquillo, que le dio los
buenos días y enseguida entró en la casa de la que salió a los pocos momentos
llorando y diciendo: “La niña tiene algo de vida”
Sotera Moreno Sánchez no compareció por hallarse enferma.
El Fiscal se reservó para pedir lo que estime conveniente al terminar la
prueba.
Felipe Píriz Martín, el vecino más próximo de los
ancianos Sebastián y Agustina, confirmó la declaración de la anterior testigo
en lo referente únicamente al aviso, pues él ni siquiera se aproximó a la casa.
Que
con el Sebastián llevaba buenas relaciones aunque hace cerca de treinta años
tuvieron una pequeña cuestión por los ganados.
Que
quince días antes del suceso le había ofrecido el Sebastián en venta El Tapado,
lo cual no aceptó, y pocos días después el procesado le dijo que si se lo
ofrecía no lo aceptara porque lo quería él.
Que
por las matanzas de 1916 vio al procesado arañado y al preguntarle porque era
le contestó que había reñido con su suegro.
Hace
constar que desde su casa no se oyen ladrar los perros de la del Sebastián y
que no fue a la de éste el día del suceso porque al morir sus padres no fueron
a la suya ni él ni su mujer.
Pide
el fiscal que se caree con el procesado y cada uno insiste en lo que tiene
dicho.
Claudia Corral, vecina de Eljas, declaró lo mismo
que su tía Maximina.
Julia Repoila López, de Navasfrías fue el día de autos
a la casa de Puerto Viejo, en la que no entró, y al sacar a la niña herida, se
hizo cargo de ella en unión de Félix Gómez, para trasladarla a Navasfrías, y
preguntándole en el trayecto que quién le había pegado, contestó por seis veces
que tío Domingo, lo cual se calló hasta el día 16 de Marzo que espontáneamente
se presentó en el juzgado de Ciudad Rodrigo a decirlo.
Félix Gómez López, vecino de Navasfrías.- Como la
anterior, fue al lugar del suceso el día de autos y sin entrar a la casa al
sacar la niña herida, se hizo cargo de ella para trasladarla en una burra a
Navasfrías, yendo muy deprisa porque así lo ordenó el médico, creyendo que
Laura iba como muerta o desmayada, cuando sin esperarlo le dijo que no corriera
tanto porque le dolía el vientre. Entonces le preguntó quién le había pegado y
a él sólo por cuatro veces le dijo que a los abuelos y a ella, tío Domingo,
volviendo a decirle “por qué” y
replicando “a mí por lagarta” no dándole crédito por considerar que estaba
medio tonta.
No
dijo a nadie lo ocurrido y sin hablar con nadie se presentó el 16 de Marzo a
declararlo en Ciudad Rodrigo.
Antonio Astorga
Hernández, vecino
de Navasfrías, declaró: Que estando el procesado detenido en la cárcel de
Fuenteguinaldo le encargó que dijera a su mujer viera a la niña y le dijera que
si le preguntaban quien le había pegado, declarara que unos portugueses.
A
preguntas de la defensa reconoce que es hermano de Teodoro Astorga, que fue
procesado en esta causa.
A
instancia del fiscal, se carea con el procesado insistiendo cada uno en lo que
tiene declarado.
Tomasa Ramos, vecina de Navasfrías.-Manifestó
que el 1º de Marzo fue a visitar a Laura y estando allí, llegó el procesado que
la mandó retirar para hablar con ella, ignorando lo que dijera, no declarando
esto hasta el 1º de Mayo.
Juliana Caballero.-No compareció.
Lucindo Martín.-Es éste un portugués que lleva
residiendo varios años en Navasfrías. La noche del 26 de Febrero dice que
andaba por las calles del pueblo a cosas “da sua via” y al ir a beber agua a la
fuente sobre las doce y media vio al procesado que caminaba en dirección a
Puerto Viejo sin que él fuera visto porque se agachó, reservándose esto hasta
el 28 de Junio en que voluntariamente se presentó en Ciudad Rodrigo a decirlo.
Modesto Píriz Silva, primo de Felipe Píriz que estuvo
preso por virtud de esta causa declaró que a los pocos días de ocurrir el
suceso, fue el portugués a servir a su casa y le refirió lo que había visto,
que él se calló por evitarse tener que declarar.
Candelas Ramos Benito, madre política del anterior.-
También le dijo el portugués lo que había visto pero le rogó no se lo comentara
a nadie y se lo calló con el fin de no tener que declarar.
Terminado
el examen de los testigos propuestos por el fiscal, a las siete y media se
suspendió la sesión hasta las diez de esta mañana.
La
expectación que ha despertado este proceso es grandísima sin duda por lo
horrible de los hechos que lo motivan pero seguramente cuantos hayan
presenciado lo hecho hasta ahora en el juicio estarán interesadísimos en
conocer cuál será su terminación que se presenta compleja y difícil, hasta el
punto que sin detenida meditación y aquilatando minuciosamente los más nimios
detalles, nadie puede aventurar como pueda ser.
Esa
es la labor de los jueces populares que practicarán a conciencia en
cumplimiento de su deber.
El
Licenciado Saavedra.
AVANTE
(Semanario Independiente)
Ciudad Rodrigo, 9 de marzo de 1918
AÑO VIII.-413
Justicia y Caridad
Nuevamente
el Jurado mirobrigense ha merecido distinción especial: sus veredictos del
cuatrimestre, a que puso triste final el severo del horroroso crimen de
Navasfrías, causaron excelentísimo efecto en la opinión; y justa y justísima es
la publicidad del aplauso, cuando esa imparcialidad, esa valentía, esa justicia
recta, se prodiga y administra, una y otra vez, siempre y en todas ocasiones,
en éste, como en aquél cuatrimestre, sin miedos, sin vacilaciones, rechazando
imposiciones y dádivas, desechando preocupaciones y sugestiones que, desde la
publicidad de los nombres de entre los cuales se ha de componer el Tribunal,
hasta el instante mismo del veredicto, se ofrecen y tratan de realizarse por
todos los medios.
Bien
por el Jurado mirobrigense: el partido, donde aún el suceso de Navasfrías no
perdió su impresión de terror e indignación; la provincia entera, a la cual
conmovió la sanguinaria ferocidad del asesinato, estaban pendientes de la
conducta de los jurados de nuestro distrito; y aunque a medida que iban conociéndose
los fallos de los diversos procesos anteriores, la opinión pública se persuadió
de que el Jurado, fuera cual fuera su fallo, había de dictarlo en conciencia,
con completa independencia y consciencia, temió que los voluminosos autos
pasasen a ser un legajo más entre los muchos que la justicia humana tuvo que
archivar, sin poder aplicar al criminal el castigo a que le hiciera acreedor.
No
sucedió así: los infelices ancianos, víctimas de la brutalidad de un malvado
que durante los debates del juicio oral no perdió un momento su impasividad e
indiferencia, y la inocente niña que para siempre llevará indelebles las marcas
del arma que ferozmente se hundió en sus tiernas carnes tantas y repetidas
veces, pueden aquellos reposar tranquilos, y ésta, proclamar que la justicia
humana cumplió con su deber.
El
Jurado, institución jurídica ideal, acaso la que más se acerca a la perfección
dentro de la falibilidad humana, pero desacreditada en la práctica por la falta
de educación ciudadana que hace eliminar de sus listas, escapar de su
comparecencia o actuación, a todos
cuantos una influencia u otro medio cualquiera pueden hacerlo, tendría,
a falta de otras, su defensa más entusiasta con el resultado, repetido desde
hace años, -y cuenta, que, todos los conocimos, resistió embates capaces de
destruir las instituciones más sólidas-que la vigencia de su ley dio en el
distrito de Ciudad Rodrigo.
Regocijémonos
de contar entre nosotros, de que todos nosotros-para decirlo claro y en castellano
corriente,-seamos capaces de administrar bien y fielmente la justicia cuando la
misión nos es encomendada. Pero acordémonos también de que su resultado, en el momento, produjo
una nueva víctima, tanto más digna de misericordia cuanto más criminal fue. La
sentencia que por mandato legal tendrá que ir en revisión ante el Tribunal
Supremo, será seguramente confirmada y el horrible tablado se levantará para
aplicar la pena capital a uno que fue de los nuestros. Tengamos de él compasión
y elevemos nuestras preces al Jefe del Estado, en súplica del indulto de ese
desdichado.
BIEN
VENIDA SEA
El indulto de un reo
El presidente de esta Audiencia, Don
Antonio Santiuste, recibió ayer un telegrama del señor ministro de Gracia y
Justicia, comunicándole que ha sido otorgada la Regla gracia de indulto a
Domingo Ferreira Jorge, reo del tristemente célebre crimen de Navasfrías que en
el mes de marzo último fue condenado a la pena de muerte, la cual le queda
conmutada por la de cadena perpetua.
No habrá olvidado nadie la
expectación que produjo el juicio oral de esta causa, aumentada con la
exhibición por las calles de la ciudad de la niña Laura Clemente, una de las
víctimas que sobrevivió horriblemente destrozado el rostro, a sus abuelos
maternos que perecieron en él.
Es innegable que el hecho horrendo y
brutal, origen de la causa, estaba bien castigado con la pena de muerte y aún
sería poco si pudiera haberla superior; pero como, sin embargo de esto, la conmiseración no está
reñida con la Justicia, y además, Domingo Ferreira continúa haciendo solemnes protestas de su inocencia por si tal
cosa pudiera ocurrir, ya que los hombres no pueden entrar en el fuero interno
de sus semejantes, bienvenida sea la regla gracia de indulto que evita se
ejecute una pena que en manera alguna había de poderse reparar en el caso
improbable que el error existiese.
El abogado Sr. González Cobos que
defendió a Domingo Ferreira, como cumplió su deber a conciencia y ningún
recurso dejó de agotar en favor de dicho Domingo, la noticia del indulto de
este seguramente le ha producido honda satisfacción, y seguramente, la
experimenta en estos momentos, aumentada con el éxito obtenido en el
recurso de que damos cuenta en otro
lugar de este número.
Nota personal.-
Domingo Ferreira fue condenado a muerte y posteriormente indultado.
Cumplió apenas siete años, como viene ocurriendo en la actualidad, por lo
tanto nada hay nuevo bajo el sol.
En 1925 salió de la cárcel y viendo que en el pueblo nadie le hacía caso,
llegó a quejarse ante el juez de paz local, haciéndole ver éste que lo mejor que podría hacer era
marcharse y así lo hizo embarcándose
rumbo a la Argentina a donde llegó aún con la pretensión de encontrar a su
mujer, Vicenta Remigia que embarcó unos
años antes en Málaga en enero de 1922 llegando a la Argentina a establecerse en Villa Gálvez en fecha 30 de noviembre de dicho año, rehaciendo su vida con otra persona. Remigia falleció el 21
de enero de 1947.
Domingo Ferreira Jorge se estableció en Córdoba (Argentina), desconozco la
fecha de su fallecimiento.
Tomás Acosta Píriz
CRIMEN EN LA MEDIA NOCHE
Viento del ventoso Marzo,
silbos del aire revuelto
que traen el olor a sangre
cuando unos cuerpos han muerto.
Cuando la luz ya se esconde
dicen que salió de casa,
que con su tosco calzado
chispas de piedra arrancaba.
Espadas de luz ardiente
por el cielo se cruzaban,
cuchillos de acero y miedo
viejos senderos labraban.
Tres quilómetros al paso
para pensar en su andada
no mellaron esos filos
que su mente almacenaba.
Helado frío del norte
el viento silbaba en ramas,
hervían los nervios sedientos
en su reseca garganta.
Venganza pedían sus horas
a un Caín y su hacha alzada
contra un hombre, una mujer
y una niña: su ahijada.
¡Gritos que apagó la noche
resonaron en la sala!
Por el acero homicida
fue la sangre derramada.
Un jirón de nube negra
cruzó por la luna blanca
y un cuarzo blanco de luna
roja aurora ya anunciaba.
Ha de volver con sigilo,
sus botas chispas no lanzan,
vuelve por otro sendero
y como los lobos anda.
En este día sin remedio
Domingo vuelve a su casa.
Larga noche del suceso.
No madruga la mañana.
No hay horas para el descanso
ni atrás caminos que vayan
por el arrepentimiento
que borre esa noche mala.
Nada devuelve el aliento,
tan sólo queda el alma
de los tres cuerpos sajados
entre su rojiza cama.
Viento del ventoso Marzo,
silbos del aire revuelto
que traen el olor a sangre
cuando dos cuerpos han muerto.
Se hace silencio en la calle,
un grito se hace campana
que penetra en los hogares
de una criminal mañana.
Como callados testigos
por el camino a la casa
todas las piedras se yerguen
con su justicia callada.
Está el matrimonio muerto,
aún la niña respiraba
y el criminal sanguinario
se ofrece para llevarla.
¡Como en el Edén serpiente,
acariciada manzana!
Del rostro desfigurado,
Domingo oyó sus palabras
y ya todos sospecharon:
¡A ti también, por lagarta!
Cómo repta la serpiente
para callar las palabras;
para cortar aquel hilo
de vida que aún le quedaba.
Viento del ventoso Marzo,
silbos del aire revuelto
que traen el olor a sangre
cuando dos cuerpos han muerto.
Rosindo, pastor de ovejas
que volvía para su casa
vio chispas como centellas
de ira en la piedra gastada.
No quiso el sol dar su luz
a mañana tan aciaga.
¡Viento del ventoso
Marzo
de corazones en llaga¡
Tomás Acosta Píriz
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